TENERIFE ES UN RINCÓN ÚNICO EN EL MUNDO DEL VINO

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Una combinación de suelos volcánicos libres de filoxera y variedades autóctonas de uva dan lugar a vinos como ningún otro. Esto se debe en parte a las increíbles características naturales de las islas, formadas durante los últimos 11 millones de años por innumerables erupciones volcánicas y actividad sísmica, que arrojaron rocas del mar a increíbles alturas. Sin embargo, también se forma por casualidad: estar en el lugar exacto durante un capítulo decisivo de la historia europea.

Como punto de parada para las expediciones al Nuevo Mundo, las Islas Canarias se convirtieron en un centro de comerciantes y conquistadores por igual. Pasaron cepas de toda Europa, muchas de ellas plantadas en las islas de forma experimental. Protegidas de los estragos de la filoxera por sus suelos volcánicos y su geografía aislada, Canarias se convirtió en un oasis de viñas viejas a medida que caían los viñedos de Europa; una ventana cuidadosamente conservada a un tiempo pasado, esperando ser descubierta.


Juán Jesús Méndez, nuestro fundador, lleva más de 30 años redescubriendo, guardando y cultivando estas variedades de uva en Canarias. No es exagerado decir que Juán ha sido el corazón del renacimiento de la viticultura en las Islas Canarias. El conocimiento que ha adquirido y compartido ha permitido a muchos productores ampliar la propia comprensión de sus tierras y recursos naturales.

La clave del potencial de nuestras cepas nativas es su vejez y su capacidad para sostenerse libremente sobre sus propias raíces. A través de décadas de minuciosa investigación, análisis y cuidado de estas cepas, ahora conocemos mucho mejor la riqueza de las variedades de uva que se encuentran en las Islas Canarias. A continuación, os contamos de estas especiales uvas autóctonas con las que trabajamos en Viñátigo.