Tras el paréntesis motivado por la pandemia, retomamos nuestra tradicional cata de uvas y vinos, que hemos celebrado el pasado 3 de septiembre.
Muy contentos por la extraordinaria aceptación y demanda de participación ante la convocatoria, pedimos disculpas al numeroso grupo de interesados que no pudimos admitir por razones de espacio y operatividad de la actividad, y esperamos poder atenderles el próximo año.
Con más de 60 participantes comenzamos la jornada con un recorrido por la bodega donde tuvimos oportunidad de hablar de viticultura, de elaboración, así como de nuestra concepción sostenible de nuestra actividad.
Posteriormente, utilizando por primera vez las nuevas instalaciones, realizamos la cata de uvas siguiendo el método BSA “Berry Sensory Assessment” de forma conjunta con la cata de los vinos obtenidos de cada uva, lo que permitió a los asistentes comprender las singularidades de cada uno en función de las características y potencialidad de cada variedad.
Catamos diez variedades, blancas: Listan blanco, Marmajuelo, Gual, Vijariego blanco, y tintas: Listan Negro, Negramoll, Vijariego Negro, Tintilla y Baboso Negro.
Sin duda, la uva es el nexo de unión entre el territorio en el que cultivamos y el vino que obtenemos, de ahí la importancia de ahondar en su estudio y conocimiento, a través de lo cual podemos aprender más de su potencialidad, características y singularidad.
Terminamos la actividad con la degustación de tapas elaboradas por el Restaurante Mirador de Garachico, elaboradas con productos locales, momento en el cual los asistentes tuvieron oportunidad de catar otros vinos, los Ensamblajes, las Elaboraciones Ancestrales y los vinos de parcelas excepcionales como el Pino Valois, rosado procedente de una parcela ubicada en la zona alta de Icod de los Vinos o el Maipé, blanco de una parcela de Taganana en el Macizo de Anaga.