El periódico mensual la Tribuna de Canarias, en su número del mes de octubre, publica una extensa entrevista a nuestro director de bodega, Juan Jesús Méndez Siverio, que explica el liderazgo de Viñátigo dentro y fuera de nuestras fronteras durante más de 30 años, y analiza el presente y futuro del sector vitivinícola canario.
Tribuna de Canarias Octubre 2019 (ESPECIAL AGROALIMENTACIÓN | Tribuna de Economía)
¿Cuánto tiempo lleva Viñátigo dentro del sector?
Como proyecto bajo este nombre, desde 1.990. En ese momento toma el relevo de una tradición familiar de cuatro generaciones de viticultores, fruto de esa tradición que tenemos tan arraigada en el norte de la isla y en Canarias, con cinco siglos de historia cultivando viña.
¿Fueron pioneros a la hora de embotellar vino y profesionalizarse?
Con iniciativas como la nuestra retomamos la elaboración y cultivo de la vid, dejamos a un lado el concepto de vino a granel para consumir en los guachinches y comenzamos a introducir nuevas técnicas, depuramos los procesos y comenzamos a hacer vinos que demandaba la sociedad en esos momentos.
Viñátigo fue un referente en ese momento, a partir de mejorar las elaboraciones del listán blanco y el listán negro se abandera la recuperación de las variedades de vid de Canarias, incluso en contra de criterios impuestos en sentido contrario por parte de la administración pública como es el Gobierno de Canarias y el Cabildo de Tenerife, que apostaban por la incorporación de las variedades que ellos llamaban mejorantes, que a mi juicio son empeorantes.
Nuestras variedades aportan una singularidad a los vinos de Canarias y abanderamos todo ese proceso, primero con la Estación de Viticultura de Galicia, luego con proyectos con la Universidad politécnica de Madrid y de Zaragoza para terminar impulsando la identifcación por micro satélites de todas las variedades de Canarias que ahora mismo están en proceso de desarrollo.
Por tanto, llevamos treinta años marcando estilo, siendo referencia y hay que recordar que, hace 15 años, cuando nadie exportaba, ya Viñátigo estaba abriendo mercado en el exterior.
¿Cree que se acerca un nuevo paradigma para el sector si recuperamos los viñedos autóctonos?
En su momento nosotros decíamos que el futuro del sector pasaba por el estudio y la profundización en el conocimiento de estas variedades porque tenemos una orografía complicada, hay que recordar que Tenerife tiene el tercer volcán más grande del mundo, por tanto, tenemos una orografía escarpada, lo que impide mucho la mecanización, dificulta los costes en el cultivo y la dimensión de nuestras bodegas son pequeñas, por lo que nuestra economía de escala no es comparable con las peninsulares o europeas. Competir en un mercado globalizado a nivel mundial, simplemente por precios, significaría la ruina y estaríamos sentenciados a muerte.
¿Cómo podemos sobrevivir?
Pues aprovechando las particularidades y singularidades de la viticultura canaria, que no son pocas y nos permiten hacernos un hueco en el mercado de alta calidad en el vino a nivel mundial y nos permite garantizar una rentabilidad que permita la supervivencia del sector.
Los elementos diferenciales son unos suelos volcánicos muy especiales, las islas geológicamente son muy jóvenes y los suelos son de origen volcánico, tienen una enorme mineralidad. Estamos 100% exentos de la floxera, eso nos permite decir que somos de los pocos sitios en el mundo que están en estas condiciones, nos permite tener todos nuestros viñedos a pie franco, con las raíces en contacto directo con el suelo, un suelo tremendamente mineral, con lo que estos minerales se transmiten directamente al vino.
Esto se traduce en identidad, en encontrar el terroir directamente en la copa, cosa que no es sencilla porque, en la mayor parte de las zonas del mundo, por donde se expresan los vinos es por la fruta, aromas florales, las técnicas… pero los tonos minerales es el cum laude de la calidad en los vinos. Y eso en Canarias es muy fácilmente conseguible por las dos razones que acabo de explicar.
Canarias no tiene variedades autóctonas, pero tiene muchísimas variedades endémicas, muchas de las cuales ya no existen en ninguna otra parte del mundo. Eso nos proporciona una singularidad y una originalidad de nuestro producto única y es una herramienta para consolidar nuestro proceso de exportación, nuestra consolidación en los mejores restaurantes del mundo y como apoyo a un destino turístico que puede ser diferenciador.
Viñátigo es una bodega muy importante cuyos vinos se comercializan dentro y fuera de Canarias, es todo un logro…
Sí, cuando comenzamos con este proyecto no nos imaginábamos la proyección que iba a tener, era para nosotros impensable estar en los mejores restaurantes y en las grandes ciudades del mundo. Llegar a un mercado, como Nueva York con lo competitivo que es, es un logro tremendo porque es un escaparate mundial, y si estás en las cartas de los restaurantes de esa gran ciudad, estás en el lugar donde se generan las tendencias. Todo esto favorece muchísimo al desarrollo del sector en Canarias.
No obstante, no está todo hecho, queda mucho trabajo por hacer, sobre todo en cuestión de consolidación, de investigación en la recuperación de las variedades, tenemos que mejorar una viticultura que es poco productiva y poco rentable, hay que hacerla más atractiva sin perder lo artesanal. Para todo esto necesitamos la complicidad de la administración, para dotarnos de las herramientas necesarias para conseguir nuestros objetivos.
Necesitamos mejorar la situación del POSEI, porque el que tenemos no es adecuado, se ha diseñado para otros subsectores, a pesar de que la viticultura es la segunda superficie de cultivo del archipiélago y con unas posibilidades de internacionalización tremendas. También hay que mejorar el tema del seguro agrario para darle seguridad a la gente que se quiere arriesgar en este sector.
En los últimos tiempos el tema de los Consejos Reguladores ha ido generando polémica. Falta una definición clara, especialmente para la gente del sector, sobre todo para los bodegueros, donde algunos defienden las denominaciones de origen existentes, otros la insular y otros la regional. ¿Usted qué opina al respecto?
Yo opino que los Consejos Reguladores se crearon hace, aproximadamente, treinta años, las personas que participábamos en ese proceso, pensábamos en un consumo de vino comarcal, en ningún momento se nos pasaba por la cabeza la proyección internacional que podíamos tener. Por lo tanto, pensábamos en esa comarcalización, porque la gente pedía en los guachinches un litro de vino de Tacoronte, o uno del sur.
Esa extrema división en comarcas ha dificultado la unificación de criterios, ha dificultado la comercialización del vino y se ha convertido en un grave problema y dificulta una voz e imagen única en defensa de los intereses del sector ante las administraciones y dificulta una estrategia de comunicación única ante los consumidores. Por lo tanto, la situación es un problema.
Yo creo que deberíamos evolucionar en otro sentido, bajo un concepto de paraguas Islas Canarias, como por ejemplo lo hace Borgoña, y dentro de ese paraguas de Islas Canarias puedan estar definidas como sub zonas las islas, comarcas o parcelas, en una estructura piramidal que comparta una organización, una estrategia, una voz ante la administración y que luche por los viticultores.
Ahora mismo tenemos un sistema arcaico y obsoleto que debería evolucionar. El problema son los intereses de cada uno, hay técnicos que han convertido los Consejos Reguladores en su modo de vida y han puesto a los Consejos Reguladores al servicio de sus propios intereses y no al servicio de todos. Hay políticos que han estado utilizando al sector como herramienta de captación de votos y han puesto al sector a trabajar a favor de sus intereses políticos y no ellos, como políticos, a trabajar a favor de la sociedad y el sector. Todo esto ha perjudicado seriamente la evolución del sector.
¿Cree que bajo la marca Islas Canarias la proyección del sector sería mayor e incluso mejorarían las ayudas de las distintas administraciones, como la europea?
Claro, tendríamos muchísimas ventajas, tan solo tenemos que mirar otros modelos y subsectores que ya lo han hecho, por ejemplo, el plátano, que mientras estaban todos separados tenía muchísimas dificultades, en el momento en el que pasan a denominarse plátano de Canarias, consigue una proyección tremenda.
A mí me da pena del sector vitivinícola cuando se siente súper satisfecho haciendo una fiesta en un barrio y ese es el máximo de su exponente en proyección, mientras que veo al plátano esponsorizando al baloncesto.
Para mí está clarísima la diferencia de dimensión y mientras los operadores no se den cuenta de esta situación, cambien su forma de pensar y luchen por lo que realmente corresponde, este sector no tendrá mucho que recorrer.
¿Las bodegas comarcales son un problema para el futuro del sector?
Es una situación absolutamente insólita dentro de la Unión Europea. Tener a la administración de bodeguero no ocurre en ningún lado dentro de la Unión Europea.
Yo entiendo que la administración pueda tener un hospital, que pueda favorecer el desarrollo de aeropuertos, puertos o carreteras, pero que la administración esté haciendo vino me parece un tema incomprensible.
Esa ha sido la política, bajo mi punto de vista, totalmente desacertada del Cabildo de Tenerife, que ha sido el mayor impulsor de esta estrategia, pero no solo en el sector del vino porque ya me dirás qué hace un Cabildo teniendo Casinos.
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